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Portada de Suicidas Sub 21 para la revista Almiar
-Margencero-
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Antología binacional que incluirá a
poetas peruanos y españoles, nacidos entre 1989 y 1990. La selección por España
estuvo a cargo de Luna Miguel.
Varios de los antologados aparecen en las obras Tenían veinte años y estaban locos y Suicidas sub 21.
Varios de los antologados aparecen en las obras Tenían veinte años y estaban locos y Suicidas sub 21.
"Universidad", por Alberto Guirao
El primer día: hierba,
convulsiona el frío viento en
chaquetas
y letra negra en papel.
El día dos: sol, tierra,
cigarros lentos –volcadas
ánforas-,
su ceniza ascendía.
Luego el ladrillo guardó el
calor y se cubrió de lluvia.
Donde las gotas quedaban los
jóvenes veían el cielo
y entre los viejos barracones
crecían las zarzas.
Él suspendió el examen de
física cuántica
porque veinte años después se
enamorarían
en la caja del supermercado.
Porque veinte años después
moriría asfixiada en cocaína
aspiró la brisa del mar,
rechazó los cócteles
durante el viaje de ecuador de
carrera.
Perdió el pino sus ramas
y los besos cada vez más
silencio.
Crujieron los apuntes,
durmieron las baldosas
bajo helechos hasta octubre.
Follaron
aquel verano todos.
Trajeron otro estigma
velando la piel lamida por el
sol,
también otras consciencias.
Pero en la facultad siguieron
llamando
teorema al teorema, poesía
a la poesía, saber
a la razón, futuro a un
currículum.
Y sembraron el Campus de
ecuaciones, gramáticas, razones, currículum, afeitadas cabezas
que susurran predicciones a
los crédulos y con sus gafas recortan
en patrón uniformado las nubes
y someten las flores a la
zozobra bursátil y escriben
tratados muy serios: “Del
ángulo del
codo sobre la mesa”.
La rueda giró cruelmente
arrastrándolos en su mecánica melodía.
Había llegado el gran
taxidermista con aforismo de succionarles la carne,
con bisturí de sentenciar el
suceso.
Años después –quizás veinte-
llamarían
casa a una casa, trabajo
a un trabajo, amor
a su neurosis, realidad
a un ridículo apéndice de su
anegada voluntad.
El día dos: la sombra
de los bustos sobre ombligos y
un temor
de incierta alma máter.
El primer día: runas
en las mesas, las palpan
descifrando
avisos del ilota.
"Hokusai", por Laura Rosales
La proa de una mano
dibuja un castillo en el tiempo
la tarde la sepulta como a un sol
mano del animal rodando
sobre el moho del mundo
montaña criptada por la niebla
espadachines saludan desde lejos
flauta de azúcar
en el ojo del sauce
azul la voz del león blanco
sueños del pájaro cometa
música de bambúes
salida por el tintero
tintero triste
ahogado
en hermosura
De Von (Lustra
Editores – 2011)
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